CUMPLIMIENTO DE LA PROFECIA
1. Uso de la cruz, como objeto de veneración.
La iglesia de Roma, adoptó la cruz como ícono de su fe luego de que Constantino la consideró sagrada, a fin de congraciarse con èl, con los cristianos y con los paganos. Estos ya veneraban una T antes de Cristo.
Esta era una referencia al dios Tamuz y era venerado por los seguidores del mitraismo, la verdadera religiòn de Constantino. Tambièn puede verse èste sìmbolo entre los egipcios.
Además la madre de Constantino dijo que había hallado la verdadera cruz de Cristo.
En un viaje que ella hizo a Jerusalèn en el 326 dC., Macario, obispo de aquella ciudad, le dijo que esa cruz hasta ya había hecho algunos milagros (supuestamente).
Esto era mentira ya que por ley los judíos quemaban las cruces luego de las ejecuciones.
Esa leyenda más el hecho de que este símbolo supuestamente había ayudado a Constantino, indujo a los afiliados a la iglesia de Roma a venerar la cruz.
Asì se le atribuyeron distintos poderes sobrenaturales.
Por ello se puso en las torres de los templos para ahuyentar relámpagos, se creìa que servía para espantar malos espíritus y que se podía portar como un collar, dizque para buena suerte y protección.
Así, miles de trozos de la supuestamente “cruz original”, se vendieron y generaron jugosas riquezas.
Esta es otra prueba del paganismo que ingresó descaradamente en la Iglesia de Roma. La idolatría, la superstición y el negocio, fueron los ingredientes de esta mezcla inicua. La apostasía se había afirmado, y el terreno estaba listo para configurar al Hombre de Pecado.
2. La veneración de reliquias.
Otra enseñanza falsa (aunque ésta estuvo en su apogeo más bien a partir del s. XIII), consistió en afirmar que la Iglesia contaba con objetos originales de la época de Cristo y que incluso tenían poderes sobrenaturales. Decían que tenían pertenencias de Jesús, María, José, los apóstoles, etc.
De Jesús:
Los “verdaderos” clavos de la cruz de Cristo;
La esponja con que dieron de beber a Cristo;
La “verdadera” corona de espinas…
La copa de la última cena….
Huesos del asno que montó Jesús.
De José:
Herramientas de su carpintería.
De la virgen María:
Muestras de su cabello (unos eran negros, otros rubios, otros pelirrojos, etc), faldas, anillo matrimonial y hasta una botella de su leche materna !!!!!!
3. La «infalibilidad» de la Iglesia y del Papa.
Esta otra enseñanza se basaba en que como la iglesia era divina, uno de sus atributos era ser tan infalible, (no errores) como el mismo Dios. Por ende, su representante tendría que serlo. Pero lo que la historia registra, dice otra cosa. No sólo cometió “errores” sino “horrores”.
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