Lección 13: Para el 28 de marzo de 2020
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Daniel 12 ; Romanos 8:34; Lucas 10:20; Romanos 8:18; Hebreos 2:14, 15; Juan 14:29; Apocalipsis 11:3.
PARA MEMORIZAR:
“Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad” (Dan. 12:3).
El libro de Daniel comienza con Nabucodonosor, que invade Judea y se lleva cautivos a Babilonia. En contraste, el libro de Daniel concluye con Miguel, que se levanta para liberar al pueblo de Dios de la Babilonia del tiempo del fin. Es decir, como se muestra a lo largo de Daniel, al final, justo al final, Dios resuelve todo en beneficio de su pueblo. Como también hemos visto, Daniel y sus compañeros se mantienen fieles a Dios, y muestran una sabiduría incomparable en medio de las pruebas y los desafíos del exilio.
Del mismo modo, al enfrentar tribulaciones, el pueblo de Dios del tiempo del fin también se mantendrá fiel, especialmente durante el “tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces” (Dan. 12:1). Como Daniel y sus amigos en Babilonia, mostrarán sabiduría y entendimiento. No solo experimentarán la sabiduría como una virtud personal; además se comprometerán, como consecuencia de esa sabiduría, a guiar a otros hacia la justicia. Algunos morirán o serán ejecutados y, por lo tanto, volverán al polvo, pero resucitarán para la eternidad.
Del mismo modo, al enfrentar tribulaciones, el pueblo de Dios del tiempo del fin también se mantendrá fiel, especialmente durante el “tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces” (Dan. 12:1). Como Daniel y sus amigos en Babilonia, mostrarán sabiduría y entendimiento. No solo experimentarán la sabiduría como una virtud personal; además se comprometerán, como consecuencia de esa sabiduría, a guiar a otros hacia la justicia. Algunos morirán o serán ejecutados y, por lo tanto, volverán al polvo, pero resucitarán para la eternidad.
Lección 13 - Domingo 22 de marzo | ESCUELA SABÁTICA
Lee Daniel 12:1. ¿Quién cambia el curso de la historia en el tiempo del fin? ¿Cómo nos ayudan Romanos 8:34 y Hebreos 7:25 a entender lo que significa este versículo?
Cada capítulo de Daniel hasta ahora ha comenzado mencionando al gobernante de una nación pagana. Daniel 12 también comienza con un gobernante; pero, a diferencia de los demás capítulos, el gobernante es un Príncipe divino que se levanta para liberar al pueblo de Dios de las manos de sus enemigos. Como percibimos en nuestro estudio de Daniel 10, Miguel es el mismo ser celestial y poderoso que se presenta ante Daniel en el río Tigris. Allí emerge como el representante celestial del pueblo de Dios. También aparece en otras partes de Daniel como un hijo de hombre (Dan. 7), el príncipe de los ejércitos (Dan. 8) y el Mesías Príncipe (Dan. 9). Por ende, Miguel, cuyo nombre significa “¿Quién como Dios?”, no debe ser otro que Jesús mismo.
Es importante tomar nota del momento de la intervención de Miguel. Según Daniel 12:1, ocurre “en aquel tiempo” (Dan. 12:1). Esta expresión se refiere al tiempo que acabamos de mencionar en Daniel 11:40 al 45. Este es el período que se extiende desde la caída del Papado en 1798 hasta la resurrección en el tiempo del fin (Dan. 12:2).
Se pueden inferir dos aspectos importantes de la obra de Miguel a partir del verbo “levantarse” utilizado en Daniel 12:1 para describir su acción.
En primer lugar, el verbo “levantarse” nos recuerda el auge de los reyes para conquistar y gobernar. El verbo también tiene una connotación militar, básicamente. Muestra que Miguel actúa como un líder militar que protege a su pueblo y lo conduce de una manera especial durante las últimas etapas del Gran Conflicto.
En segundo lugar, el verbo “levantarse” también indica un escenario de juicio. Miguel “se levanta” para actuar como abogado en el tribunal celestial. Como Hijo del Hombre, comparece ante el Anciano de días en representación del pueblo de Dios durante el Juicio Investigador (Dan. 7:9–14). Por eso, el hecho de que Miguel se levante o se ponga de pie nos recuerda los aspectos militares y judiciales de su obra. En otras palabras, él está investido con el poder para derrotar a los enemigos de Dios y con la autoridad para repre-
sentar al pueblo de Dios en el tribunal celestial.
Piensa en lo que significa saber que tenemos a Miguel de nuestra parte, incluso ahora. ¿Qué esperanza debería darte esto como pecador?
Es importante tomar nota del momento de la intervención de Miguel. Según Daniel 12:1, ocurre “en aquel tiempo” (Dan. 12:1). Esta expresión se refiere al tiempo que acabamos de mencionar en Daniel 11:40 al 45. Este es el período que se extiende desde la caída del Papado en 1798 hasta la resurrección en el tiempo del fin (Dan. 12:2).
Se pueden inferir dos aspectos importantes de la obra de Miguel a partir del verbo “levantarse” utilizado en Daniel 12:1 para describir su acción.
En primer lugar, el verbo “levantarse” nos recuerda el auge de los reyes para conquistar y gobernar. El verbo también tiene una connotación militar, básicamente. Muestra que Miguel actúa como un líder militar que protege a su pueblo y lo conduce de una manera especial durante las últimas etapas del Gran Conflicto.
En segundo lugar, el verbo “levantarse” también indica un escenario de juicio. Miguel “se levanta” para actuar como abogado en el tribunal celestial. Como Hijo del Hombre, comparece ante el Anciano de días en representación del pueblo de Dios durante el Juicio Investigador (Dan. 7:9–14). Por eso, el hecho de que Miguel se levante o se ponga de pie nos recuerda los aspectos militares y judiciales de su obra. En otras palabras, él está investido con el poder para derrotar a los enemigos de Dios y con la autoridad para repre-
sentar al pueblo de Dios en el tribunal celestial.
Piensa en lo que significa saber que tenemos a Miguel de nuestra parte, incluso ahora. ¿Qué esperanza debería darte esto como pecador?
Lección 13 - Lunes 23 de marzo | ESCUELA SABÁTICA
ESCRITOS EN EL LIBRO
El momento de la intervención de Miguel también se describe como un tiempo de angustia sin precedentes. Esto corresponde al momento en que el Espíritu de Dios se retirará de la humanidad rebelde. Entonces, las siete últimas plagas se derramarán sobre la Babilonia del tiempo del fin (Apoc. 16; 18:20-24) como expresiones de la ira de Dios sobre las naciones, y los poderes de las tinieblas se desatarán sobre el mundo. Elena de White, al escribir acerca de este tiempo, señala que “entonces Satanás sumirá a los habitantes de la Tierra en una gran tribulación final. Cuando los ángeles de Dios dejen ya de contener los feroces vientos de las pasiones humanas, todos los elementos de contención se soltarán. El mundo entero será envuelto en una ruina más espantosa que la que cayó antiguamente sobre
Jerusalén” (CS 600). Pero el pueblo de Dios será librado durante este tiempo terrible porque, en el Juicio Investigador llevado a cabo en el tribunal celestial, Jesús, el Sumo Sacerdote celestial, los vindicó, y sus nombres están escritos en el libro.
Para entender el significado de este libro, debemos tener presente que la Biblia menciona dos tipos de libros celestiales. Uno contiene los nombres de quienes pertenecen al Señor y a veces se lo llama el Libro de la Vida (Éxo. 32:32; Luc. 10:20; Sal. 69:28; Fil. 4:3; Apoc. 17:8).
Además del Libro de la Vida, las Escrituras mencionan libros que contienen los registros de las obras humanas (Sal. 56:8; Mal. 3:16; Isa. 65:6). Estos son los libros utilizados en el tribunal celestial para determinar el compromiso de cada persona con el Señor. Estos son registros celestiales, “bases de datos”, que contienen el nombre y las obras de cada ser humano. Algunos desaprueban la idea de que su nombre, y especialmente sus obras, estén escritas en el cielo. Pero, una vez que entregamos nuestra vida a Cristo, nuestros nombres están inscritos en el Libro de la Vida, y nuestras malas acciones se borran en el Juicio. Este registro celestial brinda pruebas judiciales a todo el universo de que pertenecemos a Jesús y, por lo tanto, tenemos el derecho de estar protegidos durante el tiempo de angustia.
¿Por qué solamente la justicia de Cristo, que nos es acreditada, es la única esperanza de estar “escritos en el libro”? Lleva tu respuesta a la clase del sábado.
Daniel 12:1 habla de quienes se encuentran “escritos en el libro”. ¿Qué significa eso?
El momento de la intervención de Miguel también se describe como un tiempo de angustia sin precedentes. Esto corresponde al momento en que el Espíritu de Dios se retirará de la humanidad rebelde. Entonces, las siete últimas plagas se derramarán sobre la Babilonia del tiempo del fin (Apoc. 16; 18:20-24) como expresiones de la ira de Dios sobre las naciones, y los poderes de las tinieblas se desatarán sobre el mundo. Elena de White, al escribir acerca de este tiempo, señala que “entonces Satanás sumirá a los habitantes de la Tierra en una gran tribulación final. Cuando los ángeles de Dios dejen ya de contener los feroces vientos de las pasiones humanas, todos los elementos de contención se soltarán. El mundo entero será envuelto en una ruina más espantosa que la que cayó antiguamente sobre
Jerusalén” (CS 600). Pero el pueblo de Dios será librado durante este tiempo terrible porque, en el Juicio Investigador llevado a cabo en el tribunal celestial, Jesús, el Sumo Sacerdote celestial, los vindicó, y sus nombres están escritos en el libro.
Para entender el significado de este libro, debemos tener presente que la Biblia menciona dos tipos de libros celestiales. Uno contiene los nombres de quienes pertenecen al Señor y a veces se lo llama el Libro de la Vida (Éxo. 32:32; Luc. 10:20; Sal. 69:28; Fil. 4:3; Apoc. 17:8).
Además del Libro de la Vida, las Escrituras mencionan libros que contienen los registros de las obras humanas (Sal. 56:8; Mal. 3:16; Isa. 65:6). Estos son los libros utilizados en el tribunal celestial para determinar el compromiso de cada persona con el Señor. Estos son registros celestiales, “bases de datos”, que contienen el nombre y las obras de cada ser humano. Algunos desaprueban la idea de que su nombre, y especialmente sus obras, estén escritas en el cielo. Pero, una vez que entregamos nuestra vida a Cristo, nuestros nombres están inscritos en el Libro de la Vida, y nuestras malas acciones se borran en el Juicio. Este registro celestial brinda pruebas judiciales a todo el universo de que pertenecemos a Jesús y, por lo tanto, tenemos el derecho de estar protegidos durante el tiempo de angustia.
¿Por qué solamente la justicia de Cristo, que nos es acreditada, es la única esperanza de estar “escritos en el libro”? Lleva tu respuesta a la clase del sábado.
Lección 13 - Martes 24 de marzo | ESCUELA SABÁTICA
LA RESURRECCIÓN
Lee Daniel 12:2 y 3. ¿De qué acontecimiento se trata? Considerando lo que entendemos sobre la muerte, ¿por qué este acontecimiento es tan importante para nosotros?
Probablemente Daniel sea quien hace la referencia más explícita en el Antiguo Testamento a la resurrección venidera. Y, al reflexionar sobre este pasaje, podemos conocer algunas verdades muy importantes.
En primer lugar, como lo indica la metáfora de los que “duermen”, no hay ningún alma inmortal que habite el cuerpo humano. Los seres humanos son una unidad indivisible de cuerpo, mente y espíritu. Al morir, la persona deja de existir y permanece inconsciente hasta la resurrección.
En segundo lugar, el pasaje apunta a la resurrección venidera como una reversión de lo que sucede como consecuencia del pecado. De hecho, la expresión traducida como “polvo de la tierra”, en el idioma original de Daniel 12:2, dice “tierra de polvo”. Esta secuencia de palabras inusual remite a Génesis 3:19, el otro pasaje bíblico donde la palabra “tierra” precede a la palabra “polvo”. Esto implica que la declaración de muerte que tuvo lugar en la caída de Adán se revertirá y la muerte ya no prevalecerá. Como dice Pablo: “Sorbida es la muerte en victoria” (1 Cor. 15:54).
Lee Romanos 8:18 y Hebreos 2:14 y 15. ¿Por qué razones no necesitamos temerle a la muerte?
La muerte arruina y acaba con todo aquí. Pero, se nos ofrece la promesa de que la muerte no tiene la última palabra para los creyentes fieles. La muerte es un enemigo vencido. Cuando Cristo rompió las cadenas de la muerte y salió resucitado de la tumba, asestó el golpe fatal a la muerte. Ahora podemos mirar por encima de la realidad temporal de la muerte a la realidad suprema de la vida que recibimos de Dios en Cristo. Debido a que Miguel “se levantará” (ver Dan. 12:1), aquellos que le pertenecen también se levantarán. Se levantarán de la “tierra de polvo” para brillar como las estrellas eternamente y para siempre.
En medio de los dolores y la lucha de la vida, ¿cómo podemos obtener esperanza y consuelo de la promesa de la resurrección final? ¿Por qué, de manera muy concreta, casi nada más importa?
En primer lugar, como lo indica la metáfora de los que “duermen”, no hay ningún alma inmortal que habite el cuerpo humano. Los seres humanos son una unidad indivisible de cuerpo, mente y espíritu. Al morir, la persona deja de existir y permanece inconsciente hasta la resurrección.
En segundo lugar, el pasaje apunta a la resurrección venidera como una reversión de lo que sucede como consecuencia del pecado. De hecho, la expresión traducida como “polvo de la tierra”, en el idioma original de Daniel 12:2, dice “tierra de polvo”. Esta secuencia de palabras inusual remite a Génesis 3:19, el otro pasaje bíblico donde la palabra “tierra” precede a la palabra “polvo”. Esto implica que la declaración de muerte que tuvo lugar en la caída de Adán se revertirá y la muerte ya no prevalecerá. Como dice Pablo: “Sorbida es la muerte en victoria” (1 Cor. 15:54).
Lee Romanos 8:18 y Hebreos 2:14 y 15. ¿Por qué razones no necesitamos temerle a la muerte?
La muerte arruina y acaba con todo aquí. Pero, se nos ofrece la promesa de que la muerte no tiene la última palabra para los creyentes fieles. La muerte es un enemigo vencido. Cuando Cristo rompió las cadenas de la muerte y salió resucitado de la tumba, asestó el golpe fatal a la muerte. Ahora podemos mirar por encima de la realidad temporal de la muerte a la realidad suprema de la vida que recibimos de Dios en Cristo. Debido a que Miguel “se levantará” (ver Dan. 12:1), aquellos que le pertenecen también se levantarán. Se levantarán de la “tierra de polvo” para brillar como las estrellas eternamente y para siempre.
En medio de los dolores y la lucha de la vida, ¿cómo podemos obtener esperanza y consuelo de la promesa de la resurrección final? ¿Por qué, de manera muy concreta, casi nada más importa?
Lección 13 - Miércoles 25 de marzo | ESCUELA SABÁTICA
EL LIBRO SELLADO
Lee Daniel 12:4 y Juan 14:29. ¿Por qué el libro de Daniel será sellado hasta el tiempo del fin?
Al final de la última parte del libro (Dan. 10:1–12:4), el profeta recibe la orden de sellar el rollo hasta el tiempo del fin. En el mismo momento, el ángel predice que “muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará” (Dan. 12:4). Aunque algunos estudiosos de Daniel han tomado estas palabras como una predicción del progreso científico, que también podría incluirse en el significado, el contexto parece indicar que correr “de aquí para allá” se refiere a buscar en el libro de Daniel mismo. De hecho, al mirar hacia atrás en la historia, notamos que Daniel fue una pieza oscura de la literatura durante siglos. Quizás en algunos lugares lo hayan conocido y estudiado, pero algunas de sus enseñanzas y profecías clave continuaron siendo misteriosas. Por ejemplo, los mensajes proféticos relacionados con la purificación del Santuario celestial, el Juicio, la identidad y la obra del cuerno pequeño, al igual que el marco temporal relacionado con estas profecías, distaban de ser claros.Pero, a partir de la Reforma protestante, cada vez más gente empezó a estudiar el libro de Daniel. Sin embargo, recién en el tiempo del fin el libro finalmente se abrió y su contenido se dio a conocer de manera más completa. Como señala Elena de White, “desde 1798 el libro de Daniel ha sido desellado, el conocimiento de las profecías se ha incrementado y muchos han proclamado el solemne mensaje del juicio cercano” (CS 356). “Al final del siglo XVIII y al comienzo del XIX se despertó un nuevo interés en las profecías de Daniel y Apocalipsis en varios lugares del mundo muy distantes entre sí. El estudio de estas profecías difundió mucho la creencia de que la segunda venida de Cristo estaba cerca. Numerosos expositores en Inglaterra, José Wolff en Medio Oriente, Manuel Lacunza en América del Sur y Guillermo Miller en los Estados Unidos, junto con una hueste de otros estudiantes de las profecías, basándose en su estudio de las profecías de Daniel, declararon que la Segunda Venida estaba próxima. Hoy, esta convicción se ha convertido en la fuerza impulsora de un movimiento mundial” (CBA 4:904).
Piensa en la gran ventaja que tenemos hoy de poder mirar hacia atrás en la historia y ver cómo se han cumplido estas profecías históricas de Daniel. ¿Cómo debería esto ayudarnos a confiar en todas las promesas de Dios?
Lección 13 - Jueves 26 de marzo | ESCUELA SABÁTICA
EL TIEMPO DE ESPERA
Lee Daniel 12:5 al 13. ¿Cómo concluye el libro?
A lo largo de Daniel, vemos dos cosas: al pueblo de Dios perseguido, y al pueblo de Dios finalmente reivindicado y salvo. ¿Cómo puede esta realidad ayudarnos a procurar ser fieles, independientemente de nuestras pruebas apremiantes?
Lección 13 - Viernes 27 de marzo | ESCUELA SABÁTICA
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
"Las profecías presentan una sucesión de eventos que llevan al comienzo del Juicio. Esto es cierto particularmente en el libro de Daniel. Pero, la parte de su profecía que se refería a los últimos días debía cerrarla y sellarla ‘hasta el tiempo del fin’. Un mensaje relativo al Juicio, basado en el cumplimiento de esas profecías, no podía ser proclamado antes de que llegásemos a ese tiempo. Pero, en el tiempo del fin, dice el profeta, ‘muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará’ (Dan. 12:4). “El apóstol Pablo advirtió a la iglesia que no debía esperar la venida de Cristo en el tiempo de él. Dijo: ‘Ese día no puede venir, sin que’ haya venido ‘primero la apostasía, y sea revelado el hombre de pecado’. Solo después de la gran apostasía y del largo período del reinado del ‘hombre de pecado’ podemos esperar el advenimiento de nuestro Señor. El ‘hombre de pecado’ –que también es llamado ‘el misterio de la iniquidad’, ‘el hijo de perdición’ y ‘el inicuo’ (2 Tes. 2:3)– representa al Papado, el cual, como está predicho en las profecías, conservaría su supremacía durante 1.260 años. Este período terminó en 1798. La venida del Señor no podía verificarse antes de dicha fecha. Pablo abarca con su aviso toda la dispensación cristiana hasta el año 1798. Solo después de esta fecha se debía proclamar el mensaje de la segunda venida de Cristo” (CS 356).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
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