Si, como hemos visto vez tras vez en Daniel, el Señor puede mantener la historia humana bajo control, ¿qué puede hacer por nuestra vida individual?
Lección 11 - Lunes 9 de marzo
UNA VISIÓN DEL PRÍNCIPE
cuando Daniel describe su experiencia, nos cuesta imaginar el esplendor abrumador de lo que ve. Esa apariencia humana (Dan. 10:5, 6) remite al “hijo de hombre” representado en la visión del Juicio celestial (Dan. 7:13). Su ropa de lino nos recuerda las vestimentas sacerdotales (Lev. 16:4), un aspecto que asimila a este personaje con el “príncipe de los ejércitos” descrito en relación con el Santuario celestial (Dan. 8). El oro también está ligado con la vestimenta sacerdotal como una señal de dignidad real. Por último, la comparación de este personaje con un relámpago, el fuego, el bronce y una voz estruendosa lo muestra como un Ser sobrenatural. Se trata de alguien investido de atributos sacerdotales, reales y militares. Esta figura también muestra similitudes interesantes con el Ser celestial que se le aparece a Josué poco antes de la batalla contra Jericó (Jos. 5:13, 14). En la visión, Josué ve al “Príncipe del ejército de Jehová”. Curiosamente, sar es la palabra hebrea que aquí se traduce como “príncipe” (otras versiones la traducen como “comandante” [NTV, NVI]), al igual que en Daniel 10:21 con referencia a “Miguel, vuestro príncipe”. Pero existe un paralelismo mayor entre Daniel y Juan.
¿Qué similitudes encontramos entre la visión de Dios que tuvo Daniel en Daniel 10 y las de Josué 5:13 al 15 y Apocalipsis 1:12 al 18?
Según Daniel, los que estaban con él se llenaron de temor, y el mismo Daniel cae débil y frágil al suelo. La manifestación de la presencia de Dios simplemente lo abruma. Sin embargo, más allá de sus temores inmediatos, la visión de Daniel muestra que Dios tiene el control de la historia. De hecho, a medida que se desarrolla la visión, veremos que Dios provee a Daniel un resumen de la historia humana desde los tiempos del profeta hasta el establecimiento del Reino de Dios (Dan. 11, 12).
Si, como hemos visto vez tras vez en Daniel, el Señor puede mantener la historia humana bajo control, ¿qué puede hacer por nuestra vida individual?
Lee Daniel 10:4 al 9. ¿Qué sucede con Daniel?
cuando Daniel describe su experiencia, nos cuesta imaginar el esplendor abrumador de lo que ve. Esa apariencia humana (Dan. 10:5, 6) remite al “hijo de hombre” representado en la visión del Juicio celestial (Dan. 7:13). Su ropa de lino nos recuerda las vestimentas sacerdotales (Lev. 16:4), un aspecto que asimila a este personaje con el “príncipe de los ejércitos” descrito en relación con el Santuario celestial (Dan. 8). El oro también está ligado con la vestimenta sacerdotal como una señal de dignidad real. Por último, la comparación de este personaje con un relámpago, el fuego, el bronce y una voz estruendosa lo muestra como un Ser sobrenatural. Se trata de alguien investido de atributos sacerdotales, reales y militares. Esta figura también muestra similitudes interesantes con el Ser celestial que se le aparece a Josué poco antes de la batalla contra Jericó (Jos. 5:13, 14). En la visión, Josué ve al “Príncipe del ejército de Jehová”. Curiosamente, sar es la palabra hebrea que aquí se traduce como “príncipe” (otras versiones la traducen como “comandante” [NTV, NVI]), al igual que en Daniel 10:21 con referencia a “Miguel, vuestro príncipe”. Pero existe un paralelismo mayor entre Daniel y Juan.
¿Qué similitudes encontramos entre la visión de Dios que tuvo Daniel en Daniel 10 y las de Josué 5:13 al 15 y Apocalipsis 1:12 al 18?
Según Daniel, los que estaban con él se llenaron de temor, y el mismo Daniel cae débil y frágil al suelo. La manifestación de la presencia de Dios simplemente lo abruma. Sin embargo, más allá de sus temores inmediatos, la visión de Daniel muestra que Dios tiene el control de la historia. De hecho, a medida que se desarrolla la visión, veremos que Dios provee a Daniel un resumen de la historia humana desde los tiempos del profeta hasta el establecimiento del Reino de Dios (Dan. 11, 12).
Si, como hemos visto vez tras vez en Daniel, el Señor puede mantener la historia humana bajo control, ¿qué puede hacer por nuestra vida individual?
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