¿Por qué solamente la justicia de Cristo, que nos es acreditada, es la única esperanza de estar “escritos en el libro”? Lleva tu respuesta a la clase del sábado.
Lección 13 - Lunes 23 de marzo | ESCUELA SABÁTICA
ESCRITOS EN EL LIBRO
El momento de la intervención de Miguel también se describe como un tiempo de angustia sin precedentes. Esto corresponde al momento en que el Espíritu de Dios se retirará de la humanidad rebelde. Entonces, las siete últimas plagas se derramarán sobre la Babilonia del tiempo del fin (Apoc. 16; 18:20-24) como expresiones de la ira de Dios sobre las naciones, y los poderes de las tinieblas se desatarán sobre el mundo. Elena de White, al escribir acerca de este tiempo, señala que “entonces Satanás sumirá a los habitantes de la Tierra en una gran tribulación final. Cuando los ángeles de Dios dejen ya de contener los feroces vientos de las pasiones humanas, todos los elementos de contención se soltarán. El mundo entero será envuelto en una ruina más espantosa que la que cayó antiguamente sobre
Jerusalén” (CS 600). Pero el pueblo de Dios será librado durante este tiempo terrible porque, en el Juicio Investigador llevado a cabo en el tribunal celestial, Jesús, el Sumo Sacerdote celestial, los vindicó, y sus nombres están escritos en el libro.
Para entender el significado de este libro, debemos tener presente que la Biblia menciona dos tipos de libros celestiales. Uno contiene los nombres de quienes pertenecen al Señor y a veces se lo llama el Libro de la Vida (Éxo. 32:32; Luc. 10:20; Sal. 69:28; Fil. 4:3; Apoc. 17:8).
Además del Libro de la Vida, las Escrituras mencionan libros que contienen los registros de las obras humanas (Sal. 56:8; Mal. 3:16; Isa. 65:6). Estos son los libros utilizados en el tribunal celestial para determinar el compromiso de cada persona con el Señor. Estos son registros celestiales, “bases de datos”, que contienen el nombre y las obras de cada ser humano. Algunos desaprueban la idea de que su nombre, y especialmente sus obras, estén escritas en el cielo. Pero, una vez que entregamos nuestra vida a Cristo, nuestros nombres están inscritos en el Libro de la Vida, y nuestras malas acciones se borran en el Juicio. Este registro celestial brinda pruebas judiciales a todo el universo de que pertenecemos a Jesús y, por lo tanto, tenemos el derecho de estar protegidos durante el tiempo de angustia.
¿Por qué solamente la justicia de Cristo, que nos es acreditada, es la única esperanza de estar “escritos en el libro”? Lleva tu respuesta a la clase del sábado.
Daniel 12:1 habla de quienes se encuentran “escritos en el libro”. ¿Qué significa eso?
El momento de la intervención de Miguel también se describe como un tiempo de angustia sin precedentes. Esto corresponde al momento en que el Espíritu de Dios se retirará de la humanidad rebelde. Entonces, las siete últimas plagas se derramarán sobre la Babilonia del tiempo del fin (Apoc. 16; 18:20-24) como expresiones de la ira de Dios sobre las naciones, y los poderes de las tinieblas se desatarán sobre el mundo. Elena de White, al escribir acerca de este tiempo, señala que “entonces Satanás sumirá a los habitantes de la Tierra en una gran tribulación final. Cuando los ángeles de Dios dejen ya de contener los feroces vientos de las pasiones humanas, todos los elementos de contención se soltarán. El mundo entero será envuelto en una ruina más espantosa que la que cayó antiguamente sobre
Jerusalén” (CS 600). Pero el pueblo de Dios será librado durante este tiempo terrible porque, en el Juicio Investigador llevado a cabo en el tribunal celestial, Jesús, el Sumo Sacerdote celestial, los vindicó, y sus nombres están escritos en el libro.
Para entender el significado de este libro, debemos tener presente que la Biblia menciona dos tipos de libros celestiales. Uno contiene los nombres de quienes pertenecen al Señor y a veces se lo llama el Libro de la Vida (Éxo. 32:32; Luc. 10:20; Sal. 69:28; Fil. 4:3; Apoc. 17:8).
Además del Libro de la Vida, las Escrituras mencionan libros que contienen los registros de las obras humanas (Sal. 56:8; Mal. 3:16; Isa. 65:6). Estos son los libros utilizados en el tribunal celestial para determinar el compromiso de cada persona con el Señor. Estos son registros celestiales, “bases de datos”, que contienen el nombre y las obras de cada ser humano. Algunos desaprueban la idea de que su nombre, y especialmente sus obras, estén escritas en el cielo. Pero, una vez que entregamos nuestra vida a Cristo, nuestros nombres están inscritos en el Libro de la Vida, y nuestras malas acciones se borran en el Juicio. Este registro celestial brinda pruebas judiciales a todo el universo de que pertenecemos a Jesús y, por lo tanto, tenemos el derecho de estar protegidos durante el tiempo de angustia.
¿Por qué solamente la justicia de Cristo, que nos es acreditada, es la única esperanza de estar “escritos en el libro”? Lleva tu respuesta a la clase del sábado.
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