¿Cómo nos ayuda la Biblia a entender hasta cierto punto a un mundo que, en sí mismo, parece no tener ningún sentido?
Lección 10 - Domingo 1o de marzo
Lee Daniel 9:1 y 2. Daniel dice que “entend[ió] de los libros” la profecía que estaba estudiando tan cuidadosamente. ¿A qué libro o libros de la Biblia se refiere?
Al analizar esta oración, resulta evidente que surge de un estudio en profundidad de la revelación anterior de Dios a Moisés y los profetas. Al leer en el rollo de Jeremías que el período de cautiverio durará setenta años (ver Jer. 25:11, 12; 29:10), Daniel comprende la importancia del momento histórico en el que vive.
Tengamos en cuenta que Daniel eleva esta oración en 539 a.C., el año en que el Imperio Persa reemplazó a Babilonia. Por ello, han pasado casi setenta años desde que Nabucodonosor conquistó Jerusalén y destruyó el Templo. Por lo tanto, según la profecía de Jeremías, el pueblo de Dios pronto regresará a su terruño. Como confía en la Palabra de Dios, Daniel sabe que algo trascendental está a punto de suceder con su pueblo y que, tal como Dios promete en su Palabra, el exilio en Babilonia terminará pronto y los judíos volverán a su hogar.
De su estudio de las Escrituras disponibles en ese entonces, Daniel también comprende cuán graves son los pecados de su pueblo. Como quebrantaron el Pacto, rompieron su relación con Dios; por ende, la consecuencia inevitable es el exilio (Lev. 26:14–45). Por lo tanto, es el estudio de la revelación de Dios lo que le permite a Daniel discernir los tiempos y lo que le da un sentido de urgencia para implorar a Dios en favor del pueblo. A medida que nos acercamos a los últimos días de la historia de la Tierra, necesitamos más que nunca estudiar y vivir de acuerdo con la Palabra de
Dios. Solo las Escrituras nos pueden proporcionar una explicación autorizada del mundo en el que vivimos. A fin de cuentas, las Escrituras cuentan la historia del gran conflicto entre el bien y el mal, y de este modo revelan que la historia de la humanidad se cerrará con la aniquilación del mal y el establecimiento del Reino eterno de Dios. Cuanto más estudiemos las Escrituras, mejor podremos entender la situación contemporánea del mundo y nuestro lugar en él, como así también los motivos para tener esperanza en medio de un mundo que no puede ofrecerla.
¿Cómo nos ayuda la Biblia a entender hasta cierto punto a un mundo que, en sí mismo, parece no tener ningún sentido?
Tengamos en cuenta que Daniel eleva esta oración en 539 a.C., el año en que el Imperio Persa reemplazó a Babilonia. Por ello, han pasado casi setenta años desde que Nabucodonosor conquistó Jerusalén y destruyó el Templo. Por lo tanto, según la profecía de Jeremías, el pueblo de Dios pronto regresará a su terruño. Como confía en la Palabra de Dios, Daniel sabe que algo trascendental está a punto de suceder con su pueblo y que, tal como Dios promete en su Palabra, el exilio en Babilonia terminará pronto y los judíos volverán a su hogar.
De su estudio de las Escrituras disponibles en ese entonces, Daniel también comprende cuán graves son los pecados de su pueblo. Como quebrantaron el Pacto, rompieron su relación con Dios; por ende, la consecuencia inevitable es el exilio (Lev. 26:14–45). Por lo tanto, es el estudio de la revelación de Dios lo que le permite a Daniel discernir los tiempos y lo que le da un sentido de urgencia para implorar a Dios en favor del pueblo. A medida que nos acercamos a los últimos días de la historia de la Tierra, necesitamos más que nunca estudiar y vivir de acuerdo con la Palabra de
Dios. Solo las Escrituras nos pueden proporcionar una explicación autorizada del mundo en el que vivimos. A fin de cuentas, las Escrituras cuentan la historia del gran conflicto entre el bien y el mal, y de este modo revelan que la historia de la humanidad se cerrará con la aniquilación del mal y el establecimiento del Reino eterno de Dios. Cuanto más estudiemos las Escrituras, mejor podremos entender la situación contemporánea del mundo y nuestro lugar en él, como así también los motivos para tener esperanza en medio de un mundo que no puede ofrecerla.
¿Cómo nos ayuda la Biblia a entender hasta cierto punto a un mundo que, en sí mismo, parece no tener ningún sentido?
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