Lección 1 | Jueves 1º de octubre | LA EDUCACIÓN EN EL JARDÍN DEL EDÉN
A algunos les cabe la expresión “estudiantes innatos” en el aula. Casi no
necesitan estudiar para obtener excelentes calificaciones. Asimilan el material con facilidad. Pareciera que el conocimiento se les “pega”. No obstante,
2 Pedro 1 y 2 ponen de manifiesto que nuestra educación en Cristo es una
experiencia de igualdad de oportunidades para los que se dedican al estudio.
Las palabras alentadoras de 2 Pedro 1 contrastan con la advertencia
aleccionadora de 2 Pedro 2.
Lee 2 Pedro 2:1 al 17. ¿Qué palabras poderosas y condenatorias formula?
Al mismo tiempo, en medio de esta aguda advertencia y condenación, ¿qué
gran esperanza se nos promete?
Observa lo que Pedro escribe en el versículo 10 sobre los que desprecian la
autoridad. Qué amonestación fuerte para la realidad actual, también. Como
cuerpo de la iglesia, debemos trabajar sobre la premisa de ciertos niveles
de autoridad (ver Heb. 13:7, 17, 24), y somos llamados a someternos a ellos y
obedecerlos, al menos en la medida en que sean fieles al Señor.
Sin embargo, en medio de esta dura condenación, Pedro ofrece (en el
vers. 9) un contrapunto.
Dice que, aunque Dios es poderoso para expulsar a
los que eligieron el engaño, “sabe el Señor librar de tentación a los piadosos”.
¿Es posible que parte de nuestra educación cristiana consista no solo en
evitar la tentación, sino también en conocer las muchas formas en que Dios
puede liberarnos de ella y cómo puede ayudarnos a protegernos de quienes
“introducirán encubiertamente herejías destructoras” (2 Ped. 2:1)?
Y además,
dado que se condena tanto el desprecio a la autoridad, nuestra educación
cristiana ¿no debería también consistir en descubrir la forma correcta de
comprender, someternos y obedecer a nuestros “dirigentes” (Heb. 13:7, NVI)?
Aunque no podríamos decir que Adán y Eva despreciaron la autoridad,
en definitiva decidieron desobedecer esa autoridad. Y lo que hizo que su
transgresión fuera tan grave es que la cometieron en respuesta a una contradicción flagrante de lo que esa autoridad, Dios mismo, les había dicho
por su propio bien.
| Considera con más detenimiento esta cuestión de la autoridad no solo en la iglesia
o en la familia, sino también en la vida en general. ¿Por qué es tan importante la
autoridad, tanto su ejercicio adecuado como la sumisión adecuada a ella? Lleva tus
respuestas a la clase el sábado.
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