Lección 12 | Miércoles 16 de septiembre
| UN MENSAJE QUE VALE LA PENA COMPARTIR
El mensaje del tiempo del fin de Apocalipsis presenta a Jesús en la plenitud de su gracia salvadora para toda la humanidad (Apoc. 14:6). Es un llamado sincero a “temer” o reverenciar a Dios en todo lo que hacemos: respetar
sus mandamientos y obedecer su Ley a la luz del Juicio de Dios (14:7). “Temer
a Dios” está relacionado con cómo pensamos. Es un llamado a vivir para
agradar a Dios y colocarlo primero en todos nuestros pensamientos. Es una
actitud de obediencia que nos lleva a vivir vidas piadosas (Prov. 3:7; Hech.
9:31; 1 Ped. 2:17). Este mensaje también nos invita a “dar gloria” a Dios. Dar
gloria a Dios está ligado con lo que hacemos en cada aspecto de nuestra vida.
Lee Eclesiastés 12:13 y 14; y 1 Corintios 6:19 y 20. ¿Cómo nos ayudan estos
versículos a comprender lo que significa tanto temer a Dios como glorificarlo?
En una era de irresponsabilidad moral, cuando millones de personas
sienten que no son responsables ante nadie más que sí mismas, este mensaje de la hora del Juicio nos recuerda que somos responsables de nuestras
acciones. Hay una correspondencia entre una actitud de reverencia a Dios,
la obediencia a Dios y el Juicio. La obediencia es el fruto de una relación
salvadora con Jesús. Solo su justicia es lo suficientemente buena como
para pasar el Juicio, y en su justicia estamos seguros. A través de su justicia
vivimos para glorificar su nombre en todo lo que hacemos.
Lee Apocalipsis 14:7; 4:11; Génesis 2:1 al 3; y Éxodo 20:8 al 11.
¿Cuál es
la base de toda verdadera adoración a Dios y cómo refleja el sábado esta
comprensión?
Satanás ha atacado el sábado porque sabe que es el corazón de la adoración. Exalta a Cristo como el Creador y hace un llamamiento a todos los
hombres y las mujeres de todas partes para adorar “a aquel que hizo el cielo
y la tierra” (Apoc. 14:7). Habla con relevancia en la era del Evolucionismo.
Nos llama a adorar al Jesús que nos creó y que nos da un sentido de nuestro
verdadero valor en él.
Piensa en lo importante que es el sábado como un recordatorio de Dios como
nuestro Creador y, por lo tanto, único digno de nuestra adoración. Después de
todo, ¿qué otra enseñanza puede ser tan importante que el hecho de que Dios
ordena que separemos un séptimo de nuestra vida cada semana para ayudarnos a
recordarlo como nuestro Creador?
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