Devoción Matutina para Jóvenes
15/10/2019
Así cantó Giuseppe Verdi la nostalgia de los hebreos por Jerusalén cuando estaban cautivos en Babilonia. Esa nostalgia se parece a la de nosotros, los que hemos dejado atrás la tierra que nuestros ancestros regaron con sudor, y algunos con sangre.
Nací en México y radico en los Estados Unidos. Después de once años de ausencia, llevé a mis hijos a su tierra natal. Cuando desde el avión divisaron bajo la bóveda nocturna las luces de la Ciudad de México se quedaron inmóviles, como si el tiempo se hubiera detenido. Cuando desde las almenas del castillo de Chapultepec contemplaron el bosque, y los edificios más altos del país, guardaron un solemne silencio.
Cuando vieron la mole de mármol blanco por fuera y rojo por dentro del Palacio de Bellas Artes, y contemplaron las ruinas del Templo Mayor de los aztecas, expresaron su admiración y el orgullo de pertenecer a esa patria que conocían solo en los relatos de su padre.
TE PUEDE INTERESAR: EL LLAMADO DE DIOS | Lección 3 ESCUELA SABÁTICA
Si tú también te fuiste de tu patria, jamás la olvidarás. Pero no debes menospreciar la tierra que hoy te acoge y el cielo que te cobija. Así ocurre también en el aspecto espiritual. Somos hijos de una patria terrenal, pero suspiramos por aquella de la cual fueron exiliados nuestros primeros padres, Adán y Eva: el paraíso de Dios.
Como los hebreos en Babilonia que suspiraban por Jerusalén, nosotros también suspiramos por la patria primigenia, aquella en la cual nuestros progenitores originales conversaban con Dios en los prados eternos.
Vuela pensamiento con alas doradas,
pósate sobre las praderas y montañas
donde derrama su fragancia
el suave aire de nuestra tierra natal.
Nací en México y radico en los Estados Unidos. Después de once años de ausencia, llevé a mis hijos a su tierra natal. Cuando desde el avión divisaron bajo la bóveda nocturna las luces de la Ciudad de México se quedaron inmóviles, como si el tiempo se hubiera detenido. Cuando desde las almenas del castillo de Chapultepec contemplaron el bosque, y los edificios más altos del país, guardaron un solemne silencio.
Cuando vieron la mole de mármol blanco por fuera y rojo por dentro del Palacio de Bellas Artes, y contemplaron las ruinas del Templo Mayor de los aztecas, expresaron su admiración y el orgullo de pertenecer a esa patria que conocían solo en los relatos de su padre.
TE PUEDE INTERESAR: EL LLAMADO DE DIOS | Lección 3 ESCUELA SABÁTICA
Como los hebreos en Babilonia que suspiraban por Jerusalén, nosotros también suspiramos por la patria primigenia, aquella en la cual nuestros progenitores originales conversaban con Dios en los prados eternos.
Tal vez ahora no puedas viajar a tu patria y luego volver a la tierra de tu exilio, pero sí puedes aspirar a la patria de Dios. Decídete hoy a entregarle la vida a Jesucristo, adquiere la ciudadanía de la Jerusalén celestial,
Y
Espera el día glorioso que el Rey de tan gloriosa tierra vendrá por ti.
Esto Fue:
La Devoción Matutina para Jóvenes
Será en Otra OCASIÓN.
0 comentarios:
Publicar un comentario